El Mesías desciende de Judá a través del hijo que tuvo con Tamar, Farés. Para entender porqué fue necesario que el Mesías entre al mundo en una forma aparentemente escandalosa, debemos recordar que Di-s sólo creó el mal para que haya libertad de elección. Para que exista libertad de elección, las fuerzas del mal y las fuerzas del bien tienen que estar perfectamente balanceadas.
Cuando la línea mesiánica estaba por entrar al mundo, las fuerzas del mal “argumentaron” que el balance estaba por ser inclinado contra ellas. Por lo tanto, la unión que produciría al ancestro del Mesías tenía que ocurrir de una forma que las fuerzas del mal considerasen benéfica para ellas. Así como en una estrategia militar, un ejército a veces simula retirarse para llevar al enemigo a una posición vulnerable, la fuerzas de santidad aquí concedieron una aparente victoria a las fuerzas del mal en la forma de este acto aparentemente pecaminoso, para prevalecer en última instancia.1
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