Mientras tanto, José fue vendido como esclavo al egipcio Potifar, jefe de los carniceros del Faraón. Al reconocer la inteligencia, integridad, piedad y porte real de José, Potifar lo designó como encargado de los asuntos de su casa.
Cuidando Nuestra Belleza Interior
וַיְהִי יוֹסֵף יְפֵה תֹאַר וִיפֵה מַרְאֶה: (בראשית לט:ו)
José era hermoso en forma y complexión. Genesis 29:6

La belleza física de José era un reflejo de su belleza espiritual interior: su dedicación firme a los ideales de la Torá. Por virtud de su propia perfección espiritual, José fue capaz de cumplir con su misión Divina: acercar a otros a Di-s.

Tal como José, todos somos llamados para traer a otros más cerca de Di-s. Para tener éxito como lo tuvo José, debemos intentar ser, como él, espiritualmente “hermosos en forma y complexión.”

Esto no significa que debemos esperar hasta que alcancemos la perfección espiritual antes de acercarnos a otros; la perfección es relativa, y comparado con aquellos que saben menos que nosotros, somos suficientemente “hermosos” para inspirarlos. Sin embargo, debemos recordar también que si somos negligentes con nuestro propio crecimiento espiritual, otros tomarán nota, y como resultado estarán menos inclinados a tomar nuestras palabras en serio.1