Una razón por la que la descripción del Altar interior está ubicada al final de todas las discusiones relativas al Tabernáculo y todo lo que había en él, es para indicar que el Altar Interior tenía un carácter único, por encima y más allá de todos los demás elementos del Tabernáculo.
Lo que era diferente con respecto al Altar Interior era que todos los demás rituales que se hacían en el Tabernáculo tenían espectadores. En cambio, cuando se quemaba el incienso en el Altar Interior, no había nadie presente, únicamente el sacerdote que lo quemaba y D-os Mismo. Es más, se nos enseña que era específicamente este servicio privado lo que causaba que la Presencia Divina sea más sentida en el Tabernáculo.
Esta lección del incienso es muy relevante en nuestro mundo moderno y ruidoso. Lo máximo en una vida sagrada, especialmente en áreas de bondad y caridad, es cuando nadie está presente, cuando exhibimos generosidad sin publicidad, sólo porque es lo correcto.1
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