El hecho de que el síntoma de tzaráat fuera una mancha blanca en la piel indica que el tzaráat resultó de un entusiasmo sagrado que no estuvo balanceado con un sentimiento de compromiso humilde con nuestra misión Divina. El entusiasmo por lo Divino es una expresión de nuestro amor a D-os, mientras que la devoción humilde a Su voluntad es una expresión de nuestro temor a D-os y de nuestra entrega a Su voluntad. El amor y temor a D-os son representados en los textos místicos por la “mano derecha” y la “mano izquierda” de nuestra alma, respectivamente. Por lo tanto favorecer a uno sobre el otro trastoca nuestro equilibrio espiritual.
Las fuerzas opuestas sólo pueden ser armonizadas usando una tercera fuerza que las supere y abarque: el estudio de la Torá. El estudiar Torá con un sentimiento de autoanulación frente a D-os nos permite elevarnos por encima de las limitaciones de la lógica y la naturaleza. Con esto podemos armonizar los opuestos de amor y temor y restaurar el equilibrio saludable entre ellos. Esta es otra forma en la que el estudio de la Torá resulta ser un antídoto para el chisme y la calumnia, trayendo curación y armonía al mundo.1
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