La frase hebrea “vivir por ellos” también puede ser leída “para imbuirlos de fuerza vital”. Esto nos enseña que el cumplimiento de los mandamientos de D-os sirven no sólo para mejorar nuestras vidas, sino que al cumplir con ellos, nosotros les damos vida. Por ejemplo, ni los tefilín más cuidadosamente elaborados pueden lograr su propósito - efectuar un cambio positivo en la realidad - hasta que un hombre judío no se los coloque.
Resulta, entonces, que al cumplir con Sus mandamientos, hacemos que se cumpla el plan de D-os para la creación. Por supuesto que para “darles vida” a los mandamientos de D-os, nosotros mismos debemos estar “vivos”, es decir, estar sanos, fuertes, felices, entusiastas y optimistas.1
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