A continuación D-os instruyó a Moisés con respecto a las leyes que gobiernan las relaciones prohibidas. D-os introdujo estas leyes estableciendo que su propósito es mejorar la vida del pueblo judío y refinarlos de forma que puedan ser admitidos en la vida después de la muerte.
Dándole Vida a los Mandamientos
וּשְׁמַרְתֶּם אֶת חֻקֹּתַי וְאֶת מִשְׁפָּטַי אֲשֶׁר יַעֲשֶׂה אֹתָם הָאָדָם וָחַי בָּהֶם וגו': (ויקרא יח:ה)
Deben guardar mis reglas y ordenanzas, que la persona debe hacer y vivir por ellos. (Levítico 18:5)

La frase hebrea “vivir por ellos” también puede ser leída “para imbuirlos de fuerza vital”. Esto nos enseña que el cumplimiento de los mandamientos de D-os sirven no sólo para mejorar nuestras vidas, sino que al cumplir con ellos, nosotros les damos vida. Por ejemplo, ni los tefilín más cuidadosamente elaborados pueden lograr su propósito - efectuar un cambio positivo en la realidad - hasta que un hombre judío no se los coloque.

Resulta, entonces, que al cumplir con Sus mandamientos, hacemos que se cumpla el plan de D-os para la creación. Por supuesto que para “darles vida” a los mandamientos de D-os, nosotros mismos debemos estar “vivos”, es decir, estar sanos, fuertes, felices, entusiastas y optimistas.1