Pésaj es seguida siete semanas después por la festividad de Shavuot [“Semanas”]. A pesar de que los meses del año judío se cuentan a partir de Nisán, los años se cuentan a partir del primer día de Tishrei, el séptimo mes. Así que el primero de Tishrei es llamado Rosh HaShaná, “el Comienzo del Año”. Esta festividad se caracteriza por el toque del shofar, un cuerno de carnero (excepto cuando coincide con Shabat).
Las Alturas Espirituales de Shabat
בַּחֹדֶשׁ הַשְּׁבִיעִי בְּאֶחָד לַחֹדֶשׁ יִהְיֶה לָכֶם . . . זִכְרוֹן תְּרוּעָה וגו': (ויקרא כג:כד)
[D-os le dijo a Moisés] “El primer día del séptimo mes [Tishrei] será ... un recordatorio del sonido del shofar.” Levítico 23:24

El toque del shofar en el primer día del año despierta una nueva energía Divina que sostendrá toda la creación, tanto su dimensión espiritual como física, de ese año. Sin embargo, cuando Rosh HaShaná coincide con Shabat, no se toca el shofar; sólo lo “recordamos” mencionándolo en nuestras plegarias.

Esto es debido a que el toque del shofar en Shabat no sólo es innecesario sino que no tiene sentido. La temática principal de Rosh HaShaná es la soberanía de D-os sobre nosotros. El toque del shofar en la “coronación” de D-os es nuestra declaración de nuestra sumisión voluntaria y desinteresada a Su soberanía. Sin embargo, la necesidad de dicha declaración implica que somos conscientes de nosotros mismos como seres independientes que deben someterse a D-os intencionalmente. Dicha consciencia de nosotros mismos es característica de nuestra mentalidad durante los días de la semana. En Shabat, en cambio, cuando estamos inherentemente absorbidos en nuestra mayor consciencia Divina, dicha declaración es redundante.1