IDado que el pueblo judío debe enseñar los caminos de D-os al resto del mundo, D-os les prohibió a los judíos venderse a sí mismos como esclavos a no judíos. Sin embargo, si un judío hace esto, la venta es válida, pero sus parientes cercanos tienen la obligación de comprarlo de nuevo (“redimirlo”) en la primera oportunidad posible.
¿De Quién Somos Esclavos?
כִּי לִי בְנֵי יִשְׂרָאֵל עֲבָדִים עֲבָדַי הֵם אֲשֶׁר הוֹצֵאתִי אוֹתָם מֵאֶרֶץ מִצְרָיִם וגו': (ויקרא כה:נה)
[D-os le instruyó a Moisés que le diga al pueblo judío, “Los parientes del esclavo deben redimirlo] porque los Israelitas son Mis siervos, a quienes he sacado de Egipto.” Levítico 25:55

Algunos de nosotros estamos tan absorbidos por el trabajo durante los seis días de la semana que parece que nos hubiéramos vuelto esclavos de él. Incluso en Shabat - el “séptimo año” semanal en el que se supone que debemos “salir libres” - es difícil liberarnos por lo absorbidos que estamos por el trabajo.

La Torá nos enseña que esta no es la forma correcta de vivir. Fuimos creados para servir a D-os: para estudiar Su Torá y cumplir con Sus mandamientos. Dado que D-os nos creó con este propósito, es seguro que nos proveyó de la capacidad de cumplirlo. Incluso cuando trabajamos durante la semana, no debemos considerarnos esclavos de nuestro trabajo; sino que debemos trabajar para usar los frutos de nuestra labor para propósitos sagrados. Y en Shabat debemos elevarnos completamente por encima de cualquier asociación con nuestras vidas mundanas.

Al liberarnos así de nuestra esclavitud personal, aceleramos la Redención general, cuando todo el mundo será libre para dedicarse a la espiritualidad y la Divinidad sin obstáculos.1