Moshé ordenó al pueblo judío designar jueces y policías por toda la Tierra de Israel para juzgar casos en litigio y garantizar el cumplimiento de la ley.
Jueces y policías personales
שֹׁפְטִים וְשֹׁטְרִים תִּתֶּן לְךָ בְּכָל שְׁעָרֶיךָ וגו': (דברים טז:יח)
[Instruyó Moshé al pueblo judío:] “Debéis designar jueces y policías para vosotros en todas vuestras ciudades.” Deuteronomio 16:18

La palabra hebrea para “ciudades” aquí empleada (sheareja) significa literalmente ‘portones’. Los “portones” de nuestros cuerpos son nuestros oídos, ojos, nariz y boca, a través de los cuales ingresan a nuestro cuerpo y mundo personales los estímulos del mundo exterior. Así, este versículo requiere que establezcamos “jueces y policías” para cuidar esos “portones” contra la intrusión de cualquier estímulo que pueda resultar dañino para nuestra salud espiritual. A través del estudio de la Torá aprendemos cuáles son las influencias benéficas (y, por lo tanto, permitidas) y cuáles son las dañinas (y, por ende, prohibidas). El trabajo del “policía” es hacer cumplir las decisiones adoptadas por el juez. Nuestros “policías” internos son las técnicas que cada uno de nosotros necesita para combatir las voces internas que se oponen a las decisiones de nuestros “jueces” internos.

En el futuro Mesiánico, D-os únicamente promete “restablecer tus jueces como en tiempos pasados”, no los policías. Para ese entonces, la negatividad no opondrá resistencia, por lo que no habrá necesidad de medidas protectoras para asegurar la obediencia a la voluntad de D-os.1