Moshé instruyó al pueblo judío en la honra a los sacerdotes, cuidando de darles su porción correspondiente de la cosecha y los rebaños.
Cultivar el sacerdote interno
קַח אֶת הַלְוִיִּם תַּחַת כָּל בְּכוֹר בִּבְנֵי יִשְׂרָאֵל וגו': (דברים יח:ג)
[Dijo Moshé al pueblo judío:] “Los siguientes serán los derechos de los sacerdotes del pueblo, de aquellos que ofrecen un sacrificio de toro, oveja [o cabra]: el hombro, la mandíbula inferior y el estómago.” Deuteronomio 18:3

A los sacerdotes les fueron asignadas esas partes específicas de nuestros animales en honor a Pinjas, nieto de Aharón. Pinjas utilizó sus mandíbulas para rezar por la ayuda de D-os mientras se servía de su hombro para atravesar con su espada el estómago de quienes desafiaban a D-os.

Dado que el pueblo judío es una “nación de sacerdotes y una nación santa”, todos tenemos que aprender del ejemplo de Pinjas. Cuando nos enfrentamos a fuerzas internas o externas que se oponen al continuo progreso del mundo hacia su objetivo divino, debemos invocar a nuestro Pinjas interno para aniquilar la obstinación propia o ajena con todo el poder de la santidad.1