Al cabo de terminar Moshé su discurso de despedida, D-os le ordenó ascender al monte Nebó. Allí D-os le mostró proféticamente el futuro del pueblo judío. La Torá concluye con la muerte de Moshé, y seguidamente nos informa que no habrá de surgir profeta alguno que iguale su nivel de profecía.
Destellos de Moshé
וַיַּרְאֵהוּ ה' אֶת כָּל הָאָרֶץ וגו': (דברים לד:א)
D-os mostró [a Moshé] todo [lo que sucedería a] la Tierra [de Israel]. Deuteronomio 34:1

La visión del futuro del pueblo judío que brindó D-os a Moshé, que incluía la visión de la Redención Mesiánica final, es una conclusión apropiada para la Torá. La Torá fue dada a la humanidad para permitirnos hacer de este mundo una morada para D-os. Este objetivo se logrará definitiva y exclusivamente con la llegada de la Redención final.

Sabemos que una chispa del alma de Moshé se encuentra presente en los líderes de cada generación, como también en cada uno de nosotros como individuos. Las bendiciones de Moshé —que nos proveen de los medios, las fuerzas y la visión para cumplir nuestra misión divina y nuestro destino de llevar al mundo a su total completud— se ven canalizadas a través de los líderes espirituales de nuestra generación y, luego, a través de nosotros mismos cuando recurrimos a la Torá como nuestra guía en cuanto a cómo vivir la vida al máximo, conectarnos con D-os y transformar nuestra vida y nuestro mundo en la verdadera morada de D-os.1