Isaac es mencionado primero, indicando que a pesar de que Ismael era el hijo mayor, permitió que Isaac encabezara el funeral. De esta forma Ismael demostró que se había arrepentido verdaderamente: Su pecado principal había sido su reclamo de la herencia de Isaac; fue sólo después de que Abraham falleció que Ismael podía hacer su reclamo, pero no lo hizo.
Sara merece el mérito por la mejora de carácter de Ismael. Su insistencia en dirigir apropiadamente a Ismael llevó eventualmente a que se arrepintiera lo suficiente como para reconocer la verdad de la primacía de Isaac. Siguiendo el ejemplo de Sara, nosotros también no deberíamos rendirnos o evitar corregir o asistir a aquellos que verdaderamente necesitan nuestra ayuda en el desafío continuo del auto refinamiento.1
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