D-os le dijo a Moisés que ahora iba a redimir al pueblo judío para darles la Torá y llevarlos a la Tierra de Israel. Moisés preguntó cómo podría explicar el silencio de D-os a lo largo del siglo de esclavitud judía. D-os respondió que ciertamente Él sentía su dolor a lo largo del exilio. Sin embargo, el exilio tenía un propósito, y Su misericordia opera en todo momento, incluso cuando esté oculta. Entonces D-os le dijo a Moisés que si le dice al pueblo que ha llegado la hora de su redención, ellos le creerán, a pesar de sus quejas por el tratamiento de D-os hacia ellos.
La Promesa de la Redención
פָּקֹד פָּקַדְתִּי אֶתְכֶם וְאֶת הֶעָשׂוּי לָכֶם בְּמִצְרָיִם: (שמות ג:טז)
[D-os le dijo a Moisés que le diga al pueblo] “En efecto, los he recordado a ustedes y a lo que se les está haciendo en Egipto.” Éxodo 3:16

A pesar de que los judíos habían caído en un estado espiritual peligrosamente bajo, llegando incluso a servir ídolos, D-os no le dijo a Moisés que los critique o les advierta que si no se corrigen, continuará su exilio. Más bien, D-os le instruyó que les recuerde el mérito de sus antepasados y anuncie que en ese mérito y en el mérito de su sufrimiento iban a ser redimidos. Sólo mucho después, cuando tenía una alternativa para ellos - un mandamiento que cumplir - es que Moisés les dijo a los judíos que dejaran de servir ídolos.

Similarmente, la forma más efectiva de atraer los corazones de nuestros prójimos para que se acerquen a D-os es mostrándoles primero la belleza de su herencia y estimularlos con la promesa de la redención.1