Tal como Moisés había dicho, todos los varones primogénitos de Egipto murieron precisamente a medianoche. Los egipcios urgieron a los judíos a que se vayan, regalándoles plata, oro y ropas. Las mujeres judías, confiadas en que D-os haría milagros por ellos, también llevaron panderetas con las cuales celebrar.
Fe en la Redención
וּבְנֵי יִשְׂרָאֵל . . . וַיִּשְׁאֲלוּ מִמִּצְרַיִם כְּלֵי כֶסֶף וּכְלֵי זָהָב וּשְׂמָלֹת: (שמות יב:לה)
Los israelitas ... pidieron utensilios de plata y oro y ropas de los egipcios. Exodo 12:35

Al llevar también panderetas, las mujeres demostraron más fe y confianza en D-os que los hombres. Las mujeres de nuestra generación también pueden ser el ejemplo demostrando su fe en que la Redención final es inminente. Sin duda que hasta que llegue el momento de la redención, todos debemos sentir la amargura del exilio y rezar fervientemente para que D-os lo termine. Pero al mismo tiempo, nuestra confianza inamovible en que D-os cumplirá Su promesa de redención debe llenarnos de alegría desbordante. Las mujeres, por la fuerza de su fe innata más profundamente asentada, ya pueden comenzar a celebrar la Redención, incluso con música y danzas, y esto inspirará a los hombres a seguir el ejemplo.1