En la próxima parada no había agua para tomar, pero en vez de confiar que D-os se la proveería, el pueblo se quejó. D-os hizo que Moisés golpee una roca con su bastón, y milagrosamente esta roca dio suficiente agua para todas las necesidades del pueblo. Esta fuente de agua acompañó a los judíos a lo largo de su viaje a través del desierto. Los judíos fueron luego atacados por la nación de Amalek.
Silenciando las Dudas Internas
וַיָּבֹא עֲמָלֵק וַיִּלָּחֶם עִם יִשְׂרָאֵל בִּרְפִידִם: (שמות יז:ח)
Vino Amalek y peleó contra Israel en Refidim. Exodo 17:8

El ataque físico de la nación de Amalek fue la manifestación externa del ataque espiritual del Amalek interno del pueblo, su duda con respecto al cuidado e intervención de D-os en sus vidas.

Este Amalek interno continúa asediándonos hoy en día, intentando sembrar dudas y enfriar nuestro fervor religioso. Reconoce que D-os existe pero intenta convencernos que D-os es demasiado grande como para preocuparse por los detalles de nuestra observancia judía. Una duda lleva a la otra y eventualmente nuestro Amalek interno nos convence que D-os no está involucrado para nada en la vida humana. Esto, a su vez, causa que abandonemos nuestra búsqueda de Divinidad y espiritualidad.

De este modo, así como el Éxodo de Egipto ocurre nuevamente en cada generación y en cada día, también lo hace la guerra con Amalek. Todos los días, debemos silenciar la voz de duda que busca detener nuestro progreso espiritual. Una vez que dejamos nuestro Egipto interno exitosamente y nos sobreponemos a nuestro Amalek interno, estamos prontos para recibir la Torá nuevamente y entrar en nuestra Tierra Prometida.

Implementar exitosamente este proceso de crecimiento espiritual a nivel individual acelerará su implementación colectiva, llevando al mundo a su Redención Mesiánica.1