Las primeras dos prendas que D-os describió fueron el Efod y el Pectoral. El Efod era como un delantal atado alrededor de la cintura, que tenía dos tiras que se elevaban en la espalda desde la cintura hasta y sobre los hombros. Había una piedra preciosa pegada a la punta superior de estas dos tiras; en esas dos piedras estaban grabados los nombres de las doce tribus. El Pectoral era una pieza cuadrada de tela en la que se fijaban doce diferentes piedras preciosas. Los nombres de las doce tribus estaban inscriptas en esas doce gemas. El Pectoral estaba atado al Efod por la parte superior e inferior por medio de cordones de lana.
Lo Sublime y lo Mundano
וְלֹא יִזַּח הַחֹשֶׁן מֵעַל הָאֵפוֹד: (שמות כח:כח)
[D-os le dijo a Moisés] “El Pectoral no debe separarse del Efod.” Exodo 28:28

El Efod colgaba desde la espalda del sumo sacerdote hasta sus talones, mientras que el Pectoral se apoyaba adelante, frente a su corazón. La “espalda” representa lo que es externo y mundano, los aspectos de la vida que pueden ser necesarios pero no son el foco de nuestra atención principal. En cambio, el “frente” representa lo interno y lo sublime - el verdadero objeto en el cual enfocamos nuestro interés - tal como nuestra cara, que expresa nuestros pensamientos y sentimientos internos, está al frente de nuestro cuerpo.

El hecho de que el Pectoral no debía separarse del Efod significa, entonces, que el sumo sacerdote no tenía permitido tener ninguna brecha entre lo sublime y lo mundano, entre los aspectos esenciales y externos de su vida. Lo que es verdad en nuestros corazones idealistas e inspirados debe expresarse en nuestros “talones”, es decir, en los aspectos mundanos y rutinarios de nuestras vidas.1