Todos los sacrificios eran salados antes de ser quemados en el Altar.
Elevando los Cuatro Reinos
עַל כָּל קָרְבָּנְךָ תַּקְרִיב מֶלַח: (ויקרא ב:יג)
[D-os le dijo a Moisés] “Debes ofrendar sal en todos tus sacrificios.” Levitico 2:13

Los cuatro reinos de la creación están incorporados en los sacrificios: la sal es el elemento mineral; el aceite, vino y harina que acompañan a los sacrificios son el elemento vegetal; el animal mismo es el elemento animal; la persona que ofrenda el sacrificio y el sacerdote que oficia son el elemento humano. A través de estos representantes, el sacrificio eleva los cuatro reinos de la creación a la santidad.

Similarmente, la comida animal y vegetal que comemos es nuestro “sacrificio” personal, dado que comiéndolo, lo transformamos en la energía que nos permite cumplir con los mandamientos de D-os, elevándolo así a la santidad. En este contexto, nuestras mesas son nuestros “altares” personales. Tradicionalmente, el pan que comemos lo remojamos primero en sal. De esta forma, elevamos los cuatro reinos de la creación en nuestra mesa, así como eran elevados por medio de los sacrificios.1