Hay dos explicaciones básicas sobre cómo expían los sacrificios:
● Debemos imaginar que todo lo que se le hace al animal se nos está haciendo a nosotros. De esta forma el sacrificio nos hace salir de nuestros caminos negativos.
● El animal personifica nuestros instintos animales, que son los que llevan al pecado, a diferencia de nuestra alma Divina que no participa en la falta. El sacrificio conmueve a nuestra alma Divina, inspirándonos a servir a D-os mejor aún que la manera en que lo hicimos anteriormente.
La primera explicación es más dura que la segunda, y por lo tanto es más apropiada para faltas más severas. Por lo tanto, las ofrendas de culpa, que pueden expiar faltas deliberadas, se traen de animales machos, sugiriendo la meditación “masculina” necesaria para sacudir a la persona y liberarla de un mal comportamiento deliberado. La segunda meditación, más suave, más “femenina”, es más apropiada para pecados involuntarios; por lo tanto, la ofrenda de pecado, que expía por dichas faltas, se trae de animales hembra.
Cuando nos sentimos alejados de D-os y buscamos acercarnos a Él, necesitamos evaluar la causa de nuestro alejamiento. Podremos entonces meditar sobre nuestra relación con D-os y su naturaleza y tomar la acción correctiva apropiada.1
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