D-os dotó al pueblo judío de almas Divinas a la medida de su misión Divina. Para mantener la salud de estas almas únicas, el pueblo judío tiene que seguir una dieta especial: las leyes de Kashrut.
Patas Partidos
כֹּל מַפְרֶסֶת פַּרְסָה וְשֹׁסַעַת שֶׁסַע פְּרָסֹת וגו': (ויקרא יא:ג)
[D-os le ordenó a Moisés que le diga al pueblo judío, “Sólo pueden comer animales] cuyas patas estén [no sólo parcialmente] partidas sino completamente partidas en [al menos dos sub-] patas.” Levitico 11:3

La primera señal de un animal kósher son sus pezuñas partidas. Los pies tocan la tierra y nos separan de ella. Por lo tanto esto alude a la idea de que en nuestro involucramiento con el mundo físico, debemos permanecer separados de él, distantes en nuestro trato con lo material. El hecho de que la pezuña debe estar partida alude a la idea de que debe haber una apertura en esta barrera: debemos asegurarnos de que la luz de la santidad permee incluso los aspectos más mundanos de la creación, y asegurarnos de que retenemos la consciencia Divina incluso cuando estamos ocupados en los aspectos mundanos de nuestras vidas.

La otra señal de un animal kósher es que sea rumiante. Esto alude a la necesidad de reflexionar antes de ocuparnos de los aspectos mundanos de la vida. Primero, debemos sopesar nuestras intenciones, asegurándonos de que son sólo para elevar al mundo, depurándolas de cualquier deseo de gratificación sensual por sí misma. Segundo, debemos sopesar los métodos que empleamos para elevar el mundo, asegurándonos de que están de acuerdo a los lineamientos establecidos en la Torá.1