Una de las formas prohibidas del comportamiento es chismear.
El Poder del Pensamiento y el Habla
לֹא תֵלֵךְ רָכִיל בְּעַמֶּיךָ וגו': (ויקרא יט:טז)
[D-os le dijo a Moisés que le dijera al pueblo judío] “No deben andar con chismes en su pueblo”. (Levítico 19:16)

De acuerdo al Talmud, el chisme “mata” a tres personas: al que lo dijo, al que lo escuchó, y a quien fue objeto del chisme. Que el que lo dijo y el que lo escuchó merezcan ser castigados es comprensible, pero ¿por qué tiene que sufrir la persona de la cual se habló? La respuesta es que hablar sobre las deficiencias de otra persona hace más que desvalorizarlo. Las palabras tienen el poder de traer energía latente a la realidad. Cuando hablamos sobre las características negativas de una persona, estas se activan y refuerzan. Como resultado, su comportamiento empeora y se hace merecedor de castigo.

Inversamente, cuando hablamos sobre las buenas cualidades de otra persona, revelamos y reforzamos esas características. Podemos entonces ser una influencia positiva o negativa sobre la gente; la elección es nuestra.

No sólo está prohibido hablar en forma derogatoria sobre alguien; también está prohibido pensar sobre ellos en forma derogatoria. En ciertas formas, pensar negativamente de alguien es más serio que hablar negativamente de él.1