Los sacerdotes tienen prohibido casarse con ciertas mujeres. Hay varios defectos corporales que impiden que un sacerdote oficie en el Tabernáculo. Si los sacerdotes se impurifican ritualmente, no pueden comer de la carne de los sacrificios o las porciones de las cosechas que los agricultores judíos tienen que apartar para ellos.
La Forma Amable de Educar
וַיְדַבֵּר ה' אֶל מֹשֶׁה לֵּאמֹר: דַּבֵּר אֶל אַהֲרֹן וגו': (ויקרא כא:טז–יז)
D-os le habló a Moisés, diciendo, “Habla con Aarón” Levítico 21:16-17

La Torá usa principalmente dos palabras hebreas para “hablar”. La primera (dibur) está reservada para “palabras duras”, una transmisión directa y precisa del mensaje. La segunda (amirá) son “palabras suaves”, es decir, la adaptación del mensaje para quien lo recibe de forma tal que asegure que sea realmente recibido y se entienda claramente.

La primera parte de esta sección de la Torá, que contiene las leyes referentes a la obligación de los sacerdotes de educar a sus hijos en las responsabilidades del sacerdocio, está expresada exclusivamente con “palabras suaves”. Sólo cuando D-os vuelve a las otras leyes que conciernen a los sacerdotes vuelve a usar nuevamente las “palabras duras.”

Esto nos enseña que debemos educar principalmente con “palabras suaves”. Para ser efectivos, los educadores deben familiarizarse completamente con sus alumnos y adaptar su forma de transmitir de acuerdo a ellos.

La orden de D-os sobre cómo deben los sacerdotes educar a sus hijos se aplica a todos nosotros. Siempre que vemos en alguien un comportamiento o actitud que necesita inspiración o corrección, estamos siendo puestos en ese momento por la providencia Divina en el rol de educadores. En todos estos casos, debemos recordar la instrucción de D-os de usar exclusivamente “palabras suaves.”1