Los animales quedan descalificados de ser ofrendados como sacrificios si tienen algún defecto, y son aceptados como sacrificio sólo si tienen al menos una semana de vida.
Nutriendo las Emociones para Hacerlas Madurar
שׁוֹר אוֹ כֶשֶׂב אוֹ עֵז כִּי יִוָּלֵד וְהָיָה שִׁבְעַת יָמִים תַּחַת אִמּוֹ וּמִיּוֹם הַשְּׁמִינִי וָהָלְאָה יֵרָצֶה לְקָרְבַּן וגו': (ויקרא כב:כז)
[D-os le dijo a Moisés] “Cuando nace [un animal], debe permanecer con su madre durante siete días; será aceptado como sacrificio... desde el octavo día [de vida] en adelante.” Levítico 22:27

El significado místico de esta ley es el siguiente:

La “madre” simboliza el intelecto, dado que el intelecto “hace nacer” a las emociones. Cuando el intelecto reconoce la virtud de algo o alguien, “hace nacer” la emoción de amor por él; cuando reconoce lo poco deseable o dañino de algo o alguien, “hace nacer” la emoción de odio o temor por él; y así sucesivamente.

El “animal” simboliza las emociones, dado que los animales son manejados por sus emociones instintivas en lugar de su intelecto.

Cuando “nace” una emoción, debe ser madurada por el intelecto. Este proceso tiene lugar a lo largo de siete “días”, es decir, un proceso de siete pasos, uno por cada una de las siete emociones básicas. Sólo después de que las emociones han madurado son aptas para ser “ofrendadas a D-os”, es decir, merecedoras de volverse parte de la mentalidad de un ser humano dedicado al servicio a D-os.1