La semana que comienza con el 15 de Tishrei es Sucot (“Cabañas”), en la que se nos ordena vivir en cabañas temporarias. En esta festividad también tenemos que juntar y agitar cuatro partes de plantas: un citron (etrog), un tallo de palmera datilera (lulav), tres ramas de mirto (hadasim) y dos ramas de sauce (aravot).
Elevándonos por Encima del Mundo Físico
בַּסֻּכֹּת תֵּשְׁבוּ שִׁבְעַת יָמִים וגו': (ויקרא כג:מב)
[D-os le habló a Moisés para que le diga al pueblo judío] “Deben vivir en cabañas (sucot) durante siete días.” Levítico 23:42

La sucá se destaca entre los mandamientos de la Torá por el hecho de que es la única a la que entramos físicamente; la sucá nos rodea por todos los lados. Esta propiedad de la sucá es la manifestación de la energía Divina que contiene: la consciencia que D-os existe aparte del mundo y más allá de sus limitaciones.

Se nos enseña que, espiritualmente, la sucá se deriva de la nube que se producía cuando el sumo sacerdote quemaba incienso en el Sanctasanctórum en Iom Kipur. En tanto que los sacrificios animales se enfocaban principalmente en refinar nuestra alma animal/humana, el incienso expresaba la conciencia interna de nuestra alma Divina. Nuestra alma Divina opera en un plano superior al de nuestra consciencia animal/humana normal. El alma Divina nos permite trascender los límites impuestos en nuestras vidas por nuestra alma animal/humana, cuyo intelecto y emociones están enfocados sólo en cosas físicas. La consigna en la festividad de Sucot es en primer lugar, al construir la sucá, enfocarnos en la Divinidad ilimitada de D-os, y en segundo lugar, internalizar nuestra consciencia de esta Divinidad tanto por medio de vivir en la sucá como también al cumplir el mandamiento de sostener y agitar las cuatro especies.1