Luego de concluir el relato de las ofrendas de los príncipes, la Torá describe cómo D-os le hablaba a Moisés dentro del Tabernáculo. Moisés escuchaba la voz de D-os tan fuerte como se había escuchado en el Monte Sinaí, pero el sonido se detenía milagrosamente en la entrada de la Tienda del Encuentro; por lo que, nadie fuera podía escucharla.
Escuchando la Voz
וּבְבֹא מֹשֶׁה אֶל אֹהֶל מוֹעֵד לְדַבֵּר אִתּוֹ וַיִּשְׁמַע אֶת הַקּוֹל וגו': (במדבר ז:ח-ט)
Cuando Moisés entraba a la Tienda del Encuentro para que D-os hablara con él, escuchaba Su voz. Números 7:7-8
Por más que lo queramos, no se nos puede permitir escuchar la voz de D-os en todos lados todo el tiempo. Si pudiéramos, seríamos privados de nuestra libertad de acción. Un mundo en el que la voz de D-os se escucha constantemente no desafía a su población. Fue el deseo de D-os crear un mundo de silencio Divino, en el cual, a través de nuestros esfuerzos, podemos descubrir la voz oculta de D-os. Es nuestra tarea tomar lo que hemos escuchado durante un período corto de tiempo en el Monte Sinaí y dentro del pequeño espacio del Tabernáculo - y cada uno de nosotros ha escuchado la voz de D-os en algún lugar en algún momento, aunque sea fugazmente - y transmitirla al resto del tiempo y espacio.1
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