El 14 de Nisán de 2449 - dos semanas después de la inauguración del Tabernáculo - D-os le ordenó al pueblo judío que observe la festividad de Pésaj. (Dado que D-os les había dicho anteriormente que no tenían que observar las festividades hasta que entraran a la Tierra de Israel, este caso excepcional requería de una orden explícita). Sin embargo, algunas personas estaban ritualmente impuras y por lo tanto no podían participar en la festividad. Ellos se quejaron por haber sido dejados afuera, y en respuesta a ello, D-os le informó al pueblo que todo aquel que no pudo realizar los rituales de Pésaj en la fecha de la festividad los podrá realizar un mes después, el 14 de Iyar.
Nunca es Demasiado Tarde
בַּחֹדֶשׁ הַשֵּׁנִי בְּאַרְבָּעָה עָשָׂר יוֹם . . . יַעֲשׂוּ אֹתוֹ וגו'ּ: (במדבר ט:יא)
[D-os le dijo a Moisés,] “Si alguien no puede ofrendar el sacrificio de Pésaj el 14 de Nisán] debe ofrendarlo en la tarde del día 14 del segundo mes [Iyar].” Números 9:11
La lección del segundo Pésaj es que nunca es demasiado tarde para hacer las cosas bien. Incluso si uno está espiritualmente manchado o se ha alejado mucho del ámbito de la santidad, D-os todavía le da una nueva oportunidad para reescribir el pasado y corregir todos sus errores.1
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