Para el 29 de Sivan de 2449 el pueblo judío había llegado al límite de la Tierra de Israel. Una parte del pueblo le pidió a Moisés que envíe espías para explorar la tierra. Moisés le consultó a D-os y D-os estuvo de acuerdo con el plan. Moisés eligió 12 hombres, uno por cada tribu, para esta misión. Estos hombres estaban entre los más distinguidos líderes del pueblo judío. Sin embargo, todos, excepto dos de ellos, Caleb y el alumno principal de Moisés, Josué, cometieron el error de sobrepasarse los límites de su misión.
Los Límites de la Razón
שְׁלַח לְךָ אֲנָשִׁים וְיָתֻרוּ אֶת אֶרֶץ כְּנַעַן וגו': (במדבר יג:ב)
[D-os le dijo a Moisés,] “Si deseas, envía hombres para explorar la tierra de Canaán. Números 13:2

D-os quiere que entendamos lo más claramente posible los objetivos de nuestra misión Divina y los métodos por medio de los cuales Él quiere que la llevemos a cabo, ya que esto nos ayuda a cumplirla de una manera más entusiasta. Fue por eso que Moisés pensó que era apropiado enviar exploradores para espiar cómo sería la mejor manera de conquistar la tierra. De esta forma, el pueblo estaría más entusiasta por entrar y conquistarla.

El error de los espías consistió en ir más allá del alcance de su misión y sacar conclusiones. Moisés sólo les pidió que vieran cómo se debería conquistar la tierra, no si podían conquistarla.

La lección que aprendemos del error de los espías es que incluso cuando empleamos nuestro propio entendimiento para cumplir nuestra misión Divina, debemos tener en mente que lo estamos haciendo porque D-os lo quiere, que lo estamos haciendo por Él. De esta forma, podemos estar seguros que estamos usando el intelecto sólo para llegar a la verdad objetiva, en vez de usarlo para darnos evidencias que apoyen alguna agenda subjetiva consciente o inconsciente.1