Luego del incidente de los espías, D-os consoló al pueblo judío recordándoles que sus hijos eventualmente entrarían y tomarían posesión de la Tierra de Israel. Lo hizo al darles algunas leyes que se aplicarían sólo una vez que entraran a la tierra. La primera de esas leyes es que los sacrificios de animales tenían que ser acompañados de ofrendas de grano, aceite y vino.
Corrigiendo el Deseo de Eludir la Responsabilidad
כַּמִּסְפָּר אֲשֶׁר תַּעֲשׂוּ כָּכָה תַּעֲשׂוּ לָאֶחָד כְּמִסְפָּרָם: (במדבר טו:יב)
[D-os le instruyó a Moisés que le dijera el pueblo judío,] “De acuerdo al número [de animales] que ofrenden, deben presentar [ofrendas de grano, vino y aceite] por cada uno.” Números 15:12

D-os le dio al pueblo judío justamente estas leyes porque contrarrestan el error de los espías. Los espías querían permanecer en el desierto, estudiando Torá sin las distracciones de la vida material. Este enfoque parcial sobre la espiritualidad era similar a los sacrificios animales, que ascienden en humo. El aceite y el vino, en cambio, eran vertidos hacia abajo.

Así, al instruir al pueblo judío con respecto a las ofrendas de aceite y vino, D-os les estaba transmitiendo que el período de su “incubación” espiritual en el desierto eventualmente llegaría a su fin. La entrada de sus hijos a la Tierra de Israel marcaría el descenso del pueblo judío al mundo físico para cumplir el propósito de la Creación: transformarlo en una morada para D-os.

Similarmente, siempre que no nos sintamos preparados o renuentes a enfrentar desafíos de la vida, debemos recordarnos que nuestras vidas necesitan balancear la necesidad de elevarnos por encima del mundo y la devoción para descender en él para refinar y elevarlo.1