Según el sabio medieval Rabí Shlomo Yitzjaki (universalmente conocido como “Rashi”) la Torá dice que Moshé envió mensajeros a Edom y que Israel envió mensajeros a Sijón, a pesar de que en ambos casos fue Moshé quien envió mensajeros en nombre de todo el pueblo judío. Como señala Rashi, esto nos enseña que Moshé y el pueblo judío son esencialmente equivalentes. El verdadero líder judío no representa apenas al pueblo, sino que comparte con él una misma unidad y esencia. Las ocupaciones del líder no se dividen en privadas y públicas, porque es en su misma esencia un servidor público.
La absoluta identificación del líder judío con su pueblo y su devoción desinteresada al mismo lo convierten en el canal a través del cual D-os provee todas las necesidades materiales y espirituales. Por lo tanto, no es solo que él es uno con ellos; ellos también son uno con él. Así es como el pueblo puede alcanzar la perspectiva de la realidad propia del líder y compartir la conciencia divina y la vida elevada de este, aunque los individuos aún no se hayan depurado lo suficiente como para ser merecedores de esto por sí mismos.
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