La Tierra de Israel fue dividida entre el pueblo judío de tres formas: (1) por población, es decir, la tribu recibía más tierra cuanto mayor fuera; (2) por sorteo, el cual determinaba qué área recibiría cada tribu; y (3) por herencia, o sea, las propiedades de los padres se transferían a los hijos.
Estos tres métodos reflejan las tres distintas facetas de nuestra relación con D-os: (1) Estamos conectados a Él por una relación de servicio y recompensa. Esto refleja la división lógica de la tierra por población. (2) Fuimos elegidos por D-os para ser su pueblo independientemente de cuán bien cumplamos con nuestra parte en la relación contractual con Él. Esto refleja la división de la tierra por sorteo, el cual no está dictado por la lógica. (3) Estamos conectados con D-os porque somos parte de Él; dado que somos parte de D-os, Él no necesita elegirnos. Esto refleja la división de la tierra por herencia, porque un heredero recibe la herencia de sus padres de manera automática; no tiene que ganarla, como tampoco su padre necesita nombrarlo como heredero.
Estas tres facetas de nuestra relación con D-os son todas importantes, pero en el Futuro Mesiánico nuestra relación de herencia será la de orden superior. Es este aspecto de nuestra relación el que debemos enfatizar en estos momentos en que nos preparamos para la inminente Redención Mesiánica.
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