Durante los siete días de la festividad de Sucot se ofrendaban sacrificios comunitarios especiales. Pero mientras que el número de carneros y ovejas permanecía constante a lo largo de los siete días, el número de toros era de trece el primer día y luego disminuía de uno en uno hasta llegar a siete toros el séptimo día. Al día siguiente, en la festividad de Sheminí Atzéret, se ofrendaba un solo toro.
Desprendernos del materialismo
וְהִקְרַבְתֶּם עֹלָה . . . פָּרִים בְּנֵי בָקָר שְׁלֹשָׁה עָשָׂר וגו': (במדבר כט:יג)
[Ordenó D-os a Moshé decir al pueblo judío:] “Debéis hacer una ofrenda de ascensión [en Sucot] de trece novillos [el primer día]...” Números 29:13

Si complacemos sin restricciones la faceta “animal” de nuestras personalidades y le damos siempre lo que postula como sus “necesidades”, pronto aprenderá a afirmarse y formularnos demandas cada vez mayores. Debemos acostumbrarla en cambio a conformarse con lo mínimo mientras buscamos una realización cada vez más elevada en el campo espiritual. Por otra parte, si intentamos modificar nuestra faceta animal de forma abrupta, esta simplemente se rehusará a obedecer. Debemos acostumbrarla en forma amable y gradual, mostrándole paso a paso que la realización espiritual es más satisfactoria que la satisfacción material.


Una vez que hayamos entrenado nuestros impulsos materiales de esta forma, podremos dar el salto de pasar a desprenderlos por completo de su orientación material, tal como el salto cuántico que va del último día de Sucot a Sheminí Atzéret, momento en que el número de toros ofrendados descendía de siete a uno.