Este versículo parece repetir un versículo semejante presente en la sección anterior de la Torá, pero a diferencia de este, en ese versículo se nos pide amar a D-os “con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.” Existen dos niveles de intensidad en el amor a D-os: uno que incluye el “con toda nuestra fuerza” —es decir, nuestra constante elevación por encima de lo que consideramos racional o posible— y otro que no necesita de esa fuerza.
Esto se debe a que no somos todos iguales. Algunos de nosotros podemos mantener una conciencia constante de la presencia de D-os en nuestras vidas que nos inspira a amarlo con “todas nuestras fuerzas”, mientras que otros no podemos mantener dicha conciencia con idéntica constancia.
Sin embargo, incluso aquellos de nosotros que servimos a D-os “con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma” en forma continua, en algunas ocasiones también podemos llegar a servirlo “con todas nuestras fuerzas”. En el Futuro Mesiánico, todos seremos capaces de sostener ese elevado nivel de conciencia divina. Es por ello que ambos versículos —ambas versiones de nuestro amor a D-os— han sido incluidos en el texto de nuestras plegarias cotidianas.1
Escribe tu comentario