A continuación, Moshé evoca junto al pueblo judío las leyes relativas a la herencia, la responsabilidad parental por el comportamiento de los hijos, la devolución de objetos perdidos, la ayuda a los demás y el uso de prendas de vestir del sexo opuesto.
La verdadera igualdad de género
לֹא יִהְיֶה כְלִי גֶבֶר עַל אִשָּׁה וְלֹא יִלְבַּשׁ גֶּבֶר שִׂמְלַת אִשָּׁה וגו': (דברים כב:ה)
[Dijo Moshé al pueblo judío:] “La ropa de un hombre no debe ser usada por una mujer; un hombre no debe vestir una prenda de mujer.” Deuteronomio 22:5

Esta directiva implica que los hombres deben buscar realizar todo su potencial dado por D-os como hombres, y las mujeres deben buscar realizar todo su potencial divino como mujeres, de acuerdo con los lineamientos de la Torá para la superación personal. A pesar de que todos poseemos cualidades masculinas y femeninas, nuestro género biológico indica claramente cuáles son las cualidades que debemos manifestar en primer término.

La verdadera “igualdad de derechos” consiste en manifestar el potencial que nos ha dado D-os en absoluta libertad de toda presión social por ser lo que no somos. Cuando una mujer erróneamente concluye que se debe comportar como un hombre y seguir su camino, está afirmando de manera implícita que las mujeres son intrínsecamente inferiores a los hombres, y a consecuencia de esto siente que, para cultivar su autoestima, debe competir con ellos. La Torá prohíbe semejante agravio a la condición de la mujer; por el contrario, celebra y valora su femineidad, y la alienta a desarrollar sus cualidades femeninas innatas. De esta forma, las mujeres pueden hacer una contribución única y crucial a la sociedad, y acercar el mundo a la suma realización divina.1