D-os convocó al cielo y a la tierra a ser testigos del mensaje que daría al pueblo judío.
El cielo en la tierra
הַאֲזִינוּ הַשָּׁמַיִם . . . וְתִשְׁמַע הָאָרֶץ וגו': (דברים לב:א)
[D-os dijo:] “Escuchad, cielos ... que oiga la tierra” Deuteronomio 32:1
D-os se dirigió tanto al cielo como a la tierra para enseñarnos que estamos llamados a armonizar a ambos. La Torá se origina en el cielo y consiste de la visión de D-os para la perfección del mundo. Cada vez que difundimos el conocimiento de la Torá a nosotros y a los demás estamos trayendo el cielo a la tierra. Al cambiar nuestra vida y la de los demás según las enseñanzas de la Torá, estamos llevando al cielo la vida en la tierra. Cuando convertimos nuestra vida en un “cielo en la tierra” —reconciliando la división entre ambos— cielo y tierra atestiguan que hemos cumplido con nuestra misión en la vida.1
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