Moshé comienza su bendición alabando al pueblo judío por haber aceptado la Torá de manera incondicional. Compara la aceptación de la Torá por parte de los judíos con el rechazo de las otras naciones a adoptarla, ya que D-os se las había ofrecido antes de dársela a los judíos.
La redención noajida
וַיֹּאמַר ה' מִסִּינַי בָּא וְזָרַח מִשֵּׂעִיר לָמוֹ הוֹפִיעַ מֵהַר פָּארָן וגו': (דברים לג:ב)
[Moshé] dijo: “D-os vino del Sinaí [para dar la Torá a los judíos], brilló para ellos desde [el monte] Seir [luego de ofrecer la Torá a los edomitas]; apareció [a los judíos] desde el monte Parán [donde ofreció la Torá a los ismaelitas].” Deuteronomio 33:2

Los edomitas y los ismaelitas representan a todas las naciones no judías pasadas y presentes. Al ofrecer la Torá a las naciones no judías, D-os las hizo receptivas a cumplir posteriormente con la obligación de observar las leyes “noajidas”. Estas leyes consisten en siete categorías de mandamientos que deben ser observados por todos los no judíos. Para aceptar apropiadamente este código legal, los no judíos deben reconocer que D-os lo entregó a la humanidad conjuntamente con la Torá que Él entregara en el monte Sinaí.

Además, en el futuro Mesiánico, las naciones no judías serán más desarrolladas y habrán dejado de oponerse al estilo de vida y la visión de mundo de la Torá. Al acercarse a las naciones del mundo para ofrecerles la oportunidad de aceptar toda la Torá, D-os implantó dentro de ellas la receptividad respecto de la obligación que tienen de aceptar la autoridad de la Torá, comprometiéndolas a observar las leyes noajidas. Este movimiento también prepara la futura aceptación por parte de las naciones de la visión de mundo de la Torá, transformándolas así en participantes activos de la Redención final.1