El pie, la parte más baja del cuerpo, representa el aspecto más sencillo de nuestra relación con D-os: la entrega a Su voluntad. En cuanto al aceite, el combustible para la luz, este representa la percepción intuitiva (en hebreo, jojmá), la facultad más sublime del intelecto. Así, sumergir los pies en aceite representa nuestro reconocimiento de la virtud de la pura sencillez por sobre el intelecto.
El hecho de que la tribu de Asher “gratificará a sus hermanos” proveyéndoles aceite de oliva indica que su actitud hacia nuestra relación con D-os tuvo influencia sobre las demás tribus. El profundo sentimiento de abnegación que la tribu de Asher inspira en nuestro interior nos permite superar los desafíos más difíciles para nuestra fe.1
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