Es la advertencia con la cual se previno a cualquiera de nosotros de no maldecir a sus padres.
El castigo es enunciado expresamente en la Torá, y es lo que El dijo: Y quien maldice a su padre y a su madre, morir morirá. Y éste es de los que se incluyen entre los lapidados. Incluso si maldijo (sólo) a uno de ellos con (la pronunciación de) el Nombre (de Di-s) premeditadamente, luego de la muerte de ellos — es lapidado.
Empero, la advertencia no fue explicada textualmente en el versículo —ya que no dijo El "No maldigas a tu padre"— sino que ya se anticipó que ha sobrevenido advertencia de no maldecir a persona alguna (del pueblo) de Israel — y ello incluye al padre y demás.
En el Mejilta dijeron: "Quien maldice a su padre y a su madre, morir morirá — hemos oído castigo. ¿Advertencia, de dónde (sabemos)? Para enseñárnosla fue dicho: Elokím no maldigas — si es juez tu padre, está incluido, pues, en Elokím; y si es un Nasí — está incluido, pues, en nasí; y si es un ignorante — (está incluido, pues, en) No maldigas a un sordo. De los tres (casos) deduces tú, pues, una Regla Básica..." hasta "el aspecto en común que hay en ellos es que son En tu pueblo y estás advertido respecto de su maldición; del mismo modo 'tu padre' que es (parte de) en tu pueblo
— estás advertido respecto de su maldición".
En el Sifrá (dijeron): "Pues todo hombre que maldiga a su padre ya su madre... — castigo hemos oído, advertencia no oímos. Para enseñárnosla fue dicho: Elokím no maldigas", igual a la expresión del Mejilta.
Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en el Capítulo Séptimo (del Tratado Talmúdico) de Sanhedrín.