Es el precepto con que se nos ordenó ser circuncidados.
Es lo que El, exaltado sea, dijo a Abraham: Circuncidaréis para vosotros todo varón.
La Torá dio a conocer explícitamente el (castigo de) Caret para quien anula (el cumplimiento de) este precepto, y es lo que El, exaltado sea, dijo: Y todo varón no circuncidado, que no circuncidará la carne de su prepucio, extirpado será...
Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en el Capítulo Decimonoveno (del Tratado Talmúdico) de Shabat y en el Capítulo Cuarto (del Tratado Talmúdico) de Iebamot. A la mujer no se le ordenó circuncidar a su hijo como sí se le ordenó al padre, según fue explicado en (el Tratado Talmúdico de) Kidushín.