Es el precepto con el cual se nos ordenó que el neta revií sea todo sagrado.

Es lo que El dijo: Será, todo su fruto, santidad de alabanza a Di-s.

Su ley: que ascienda a Jerusalén y allí lo coman sus dueños —como el maaser shení— y a los Sacerdotes no les corresponde nada de él.

Dice el Sifrí: "Las ofrendas sagradas de cada hombre, de él serán — el versículo arrastró todas las santidades y se las entregó al kohén, dejando de ellas sólo Todá, Shlamím, Pesaj, el diezmo de los animales, maaser shení, y neta revií— las que son para sus dueños".

Las leyes de este precepto han sido explicadas ya, íntegramente, en el último Capítulo del Tratado de Maaser Shení.