Es la advertencia con la cual se previno al juez de no aceptar el testimonio de un hombre malvado y actuar de acuerdo a su testimonio.
Es lo que El, exaltado sea, dijo: No unas tus manos con un malvado, para ser falso testigo. Sobrevino la explicación: No te unas a un malvado como testigo, no te unas a un deshonesto como testigo — es para excluir a los deshonestos y a los ladrones, quienes son inválidos para el testimonio, dado que fue dicho: Si un testigo deshonesto se levantara contra un hombre...
Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en el Capítulo Tercero (del Tratado Talmúdico) de Sanhedrín.