Es el precepto con el cual se nos ordenó investigar el testimonio de los testigos e indagarlo bien, y (recién) entonces castigaremos y determinaremos el veredicto; (debemos) ser minuciosos en ello tanto como sea posible, a fin de que no emitamos veredicto con las primeras palabras y con premura, y causemos mal a los inocentes.

Es lo que El, exaltado sea, dijo: E indagarás, investigarás y preguntarás bien, y he aquí que es cierta, correcta, la cosa.

Las leyes de este precepto y sus variantes, cómo son las indagaciones (Derishot) y cómo son las investigaciones (Jakirot), cómo debemos ser minuciosos en ello, y cómo será válido el testimonio o será rechazado de acuerdo a estas indagaciones — han sido explicadas ya en el Tratado (Talmúdico) de Sanhedrín.