Porque el llamado a ser de los mundos superiores e inferiores, y su vida y su existencia, es decir, aquel [poder] que los sostiene para que no retornen a la nada y a la nulidad como eran antes [de ser creados], no es sino la Palabra de Di-s y el "aliento de Su boca", bendito sea, que está investida en estos [mundos].

Para ilustrar esto a partir del alma de un ser humano: Cuando la persona pronuncia una palabra, esta sola palabra es como si fuera absolutamente nada incluso de compararse únicamente con su alma articulada como un todo, que es la "vestimenta" media del alma, o sea, su facultad del habla, dado que esta facultad puede producir una cantidad infinita de palabras. Luego, con más razón, [esta palabra no tiene valor] cuando se la compara con la "vestimenta" más interior del alma, o sea, su facultad de pensamiento, que es la fuente de las palabras y su fuerza de vida y demás está decir [que es como nada] cuando se la compara con la esencia y ser del alma, siendo estos sus diez atributos mencionados antes: jojmá, biná, dáat, etc., de los que se derivan las "letras" del pensamiento que están investidas en la palabra [de esta persona] cuando es expresada. Porque también el pensamiento consiste de letras, como la palabra, sólo que las letras del pensamiento son más espirituales y refinadas.