Sin embargo, [pese a que el deseo del Alma Divina controla los anhelos que el Alma Animal despierta en su corazón e impide su expresión práctica,] no es considerado en absoluto tzadík. Porque este dominio que la luz del Alma Divina tiene sobre la oscuridad y la necedad de la kelipá [del Alma Animal] que es automáticamente desplazada, se limita a las tres vestimentas del Alma Divina previamente mencionadas, pero la esencia y el ser del Alma Divina no dominan la esencia y el ser [del Alma Animal que se deriva] de la kelipá. Porque en el beinoní, la esencia y el ser del Alma Animal que se origina en la kelipá que está alojada en el lado izquierdo del corazón se mantiene en su lugar después de la plegaria, cuando el ardiente amor a Di-s ya no se encuentra en un estado revelado en el lado derecho de su corazón sino que su corazón está revestido internamente por un amor oculto, aquel amor que es natural al Alma Divina, como se explicará más adelante. Entonces, [luego de la plegaria,] es posible que la necedad del "necio malvado" se revele en el lado izquierdo del corazón, apeteciendo todas las cuestiones físicas de este mundo, ya sean permitidas o prohibidas, Di-s libre, como si jamás hubiera orado, sólo que en el caso de [un deseo por] un asunto prohibido, no se le ocurre cometer la transgresión en la práctica, Di-s libre. Pero los pensamientos de pecado, que "son más graves que el pecado mismo", pueden lograr trepar a su mente y distraerlo de la Torá del servicio Divino, como dicen nuestros Sabios: "Hay tres pecados [tan difíciles de evitar,] que ningún hombre se salva de [pecar con] ellos diariamente: pensamientos de pecado, [falta de] concentración en la plegaria, [y la difamación]".