En la categoría de beinoní también hay dos niveles: "aquel que sirve a Di-s" y "aquel que no Lo sirve". No obstante, ["aquel que no Lo sirve"] no es un malvado [aunque no lucha contra su naturaleza de mal] pues jamás en su vida ha cometido siquiera una transgresión menor [en lo que hace a los mandamientos negativos] y también ha cumplido todos los mandamientos [positivos] que pudo cumplir, incluyendo el precepto de estudiar Torá —que es equivalente a todos los demás mandamientos combinados— hasta el punto de que su boca jamás cesó de estudiar [a pesar de lo difícil que ello es]. Sin embargo, [se lo describe como "aquel que no Lo sirve" porque] no libra batalla alguna contra su Inclinación [al Mal] para vencerla con [la ayuda de] la luz Divina que ilumina el Alma Divina que reside en el cerebro, que gobierna al corazón —como se ha explicado anteriormente— porque su Inclinación al Mal no se le opone en absoluto tratando de alejarlo del estudio de la Torá y del servicio Divino, por lo que no precisa librar guerra contra ella. Así ocurre, por ejemplo, con aquella persona que por naturaleza es un asiduo estudiante en virtud de su temperamento impasible, así como tampoco tiene conflictos por deseos sexuales debido a su naturaleza frígida; y del mismo modo con los demás placeres mundanos, carece naturalmente de sentimientos de gozo. Por eso no necesita meditar tanto acerca de la grandeza de Di-s para crear conscientemente un espíritu de comprensión y temor a Di-s en su mente a fin de guardarse de transgredir cualquier mandamiento prohibitivo, ni un amor a Di-s en su corazón [que lo motivaría] para unirse a El a través del cumplimiento de los mandamientos [positivos] y a través del estudio de la Torá que equivale a todos [los mandamientos combinados]. El oculto amor a Di-s que se encuentra en el corazón de todos los judíos —quienes son llamados "los amantes de Su Nombre"— le basta [para motivarlo al cumplimiento de los mandamientos], ya que él está naturalmente inclinado a ello. Por este motivo no se lo considera "alguien que está sirviendo a Di-s" en absoluto. Pues este amor latente no es de manera alguna de su propia elaboración o logro. Es nuestra herencia, legada por nuestros Patriarcas a toda la nación judía, como se explicará más adelante.
Así también aquel que no es inherentemente estudioso pero se ha acostumbrado a estudiar asiduamente, de modo que este hábito suyo se ha transformado en su segunda naturaleza, también a él le es [ahora] suficiente el oculto amor a Di-s, a menos que desee estudiar más de lo que está habituado a estudiar.