Por lo tanto, la palabra y el pensamiento de Di-s —para decirlo de alguna manera— están unidos a El en una unión absoluta, tal como lo están la palabra y el pensamiento del hombre [antes de expresarlos como palabra o pensamiento concretos,] mientras están todavía en su facultad de sabiduría e intelecto, o [como existen] en un deseo o anhelo que [todavía] se encuentra en su corazón, antes de su ascenso del corazón hacia el cerebro para meditar acerca de ellos con las letras del pensamiento. En aquel momento, las letras de su palabra y pensamiento, que devienen de aquel anhelo y deseo, estaban todavía en un estado potencial en el corazón, donde se encontraban absolutamente unificadas con su fuente, a saber, la sabiduría y el intelecto en el cerebro, y el anhelo y deseo en el corazón.

Precisamente así, a modo de ejemplo, la "palabra" y el "pensamiento" de Di-s están absolutamente unidos con su esencia y ser incluso después de que Su "palabra" se haya materializado en la creación de los mundos, tal como estaban unidos a El antes de que fueran creados los mundos. Por lo tanto, para Di-s, absolutamente nada ha cambiado [con la revelación de Sus poderes creativos en la Creación]. [El cambio producido por la Creación] existe únicamente respecto de los seres creados, quienes reciben su fuerza vital de Su Palabra, bendito sea, cuando ésta pasa [del ocultamiento] a la materialización con la creación de los mundos, cuando [Su Palabra] se inviste en estos [mundos] para darles vida, [proceso que tiene lugar] mediante un descenso gradual de un nivel a otro y una gradación descendente por intermedio de numerosas y variadas condensaciones (tzimtzumím), hasta [llegar al punto de] que los seres creados puedan derivar su fuerza vital y existencia de ella sin perder su identidad.