Sin embargo, todo lo que no se subordina a Di-s, sino que [se considera a sí mismo como si] es una cosa independiente, separada, no recibe su vitalidad de la santidad de Di-s —del pnimiut, el aspecto interior de la santidad, de su mismísima esencia núcleo—, sino de su ajoráim, su "parte trasera", para decirlo de alguna manera, la que desciende grado por grado a través de miríadas de niveles en el descenso de los mundos en forma de cadena, en la forma de causa y efecto y numerosos tzimtzumím (contracciones). La luz y fuerza vital disminuye en tal medida, disminución tras disminución, hasta ser capaz de contraerse e investirse a modo de exilio dentro de aquel objeto que [se considera a sí mismo que] está separado de la santidad, dándole vitalidad y existencia, [haciéndolo pasar] de la inexistencia a la existencia para que no regrese a su estado original de inexistencia como antes de haber sido creado [por la vitalidad investida en él].
Por eso este mundo con todo lo que contiene es llamado el mundo de kelipot y sitrá ajará — a pesar del hecho de que también este mundo recibe su vitalidad de la santidad de Di-s. Este es también el motivo de que todos los asuntos de este mundo sean severos y malos, y los malos prevalecen en él, como está escrito en Etz Jaím, Portal 42, fin del cap. 4*.
* NOTA
A pesar de que este mundo contiene las Diez Sefirot [del Mundo] de Asiá, como está escrito en Etz Jaím, Portal 43, y dentro de estas Diez Sefirot de Asiá están [contenidas] las Diez Sefirot del Mundo de Ietzirá, y dentro de ellas las Diez Sefirot del Mundo de Beriá, y dentro de ellas las Diez Sefirot del Mundo de Atzilut, en el que reside [la Luz Divina Infinita,] el Or Ein Sof. Así, el Or Ein Sof permea todo este mundo inferior por entero al estar investido en las Diez Sefirot de los cuatro Mundos — Atzilut, Beriá, Ietzirá y Asiá, como está escrito en Etz Jaím Portal 47, cap. 2, y en Séfer Guilgulím, cap 20.
Sin embargo, las kelipot están divididas en dos categorías, una inferior a la otra. La categoría inferior consiste de tres kelipot totalmente impuras y malas, que no contienen absolutamente nada de bien. En la visión de la carroza Divina del profeta Iejezkel se las describe como "una tormenta de viento", "una gran nube".... De ellas fluyen y se derivan las almas de todas las naciones del mundo y la fuerza sustentadora de sus cuerpos, las almas de todas las criaturas vivientes que son impuras y prohibidas de comer y la fuerza sustentadora de sus cuerpos, y la existencia y la vida de toda la vegetación prohibida, también, como la orlá, y la mezcla de semillas de grano en un viñedo, etc., como está escrito en Etz Jaím, Portal 49, cap. 6. Análogamente, [se derivan de esta tres kelipot totalmente impuras] la existencia y la vida de cualquier acto, expresión o pensamiento que viola cualquiera de las 365 prohibiciones [bíblicas], al igual que sus derivaciones [rabínicas], como está escrito allí, al final del cap. 5.