Ahora bien, hay otro tipo de radiación [que viene del tzadík] a sus discípulos. Sin embargo, [ésta] no se inviste realmente en su mentes, como sucede con el primer [tipo de radiación], sino que irradia sobre ellos desde arriba. Esta emerge del ascenso del Rúaj y Neshamá [del tzadík] a la fuente de la cual fue cincelada, esto es, a Jakál Tapujín Kadishín. Este [ascenso] produce una unión allí, por medio de la elevación de máin nukvín constituidas por todas las acciones [del tzadík], su Torá, y el servicio Divino al que estaba abocado todos los días de su vida. Y en el Jakál Tapujín Kadishín, están implantadas luces excesivamente sublimes, en correspondencia con [y resultando de] las inferiores [radiaciones], que son la Torá y el servicio [del tzadík]. La iluminación de estas luces supremas resplandece sobre todos sus discípulos que se volvieron servidores de Di-s mediante su Torá y servicio. Y esta iluminación [que resplandece] sobre ellos desde arriba, [a pesar de esta trascendencia, es tan poderosa que] introduce en sus corazones pensamientos de arrepentimiento y actos de bien. Todos los actos de bien nacidos de esta iluminación que irradia de la luz implantada en el mencionado huerto se llaman "generaciones siguientes de vástagos". Esta radiación es enormemente ocultada y escondida, tal como el sol resplandeciendo a las estrellas desde debajo de la tierra. Así, se declara en el Zohar en referencia a Moshé, nuestro Maestro —sea con él la paz—, que luego de su desaparición su radiación se extiende en cada generación a las seiscientas mil almas, como el sol que resplandece a las seiscientas mil estrellas desde debajo de la tierra.