Por consiguiente, mis queridos, mis hermanos y mis amigos: No cometan este enorme mal y "den gloria al Señor, vuestro Di-s, antes de que oscurezca", es decir, entre Minjá y Maarív todos los días [comunes] de la semana, estudiando en grupos de [al menos] 10 [participantes] la dimensión más interior [es decir, mística,] de la Torá, o sea, la Agadá contenida en Ein Iaacov. Pues la mayoría de los secretos de la Torá están ocultos en ella y, además, expía los pecados del hombre, como se explica en los escritos del AríZal. En cuanto a los pasajes revelados [no místicos] en ella, estos son las sendas de Di-s por las que el hombre debe marchar, y [le permiten] tomar consejo en su alma en cuestiones celestiales [como Torá y mitzvot] y en cuestiones mundanas, como lo saben todos los de corazón sabio. Además, entre Minjá y Maarív [la gente] debería estudiar un poco —del Shulján Arúj, en [la sección llamada] Oraj Jaím— las leyes que es esencial que toda persona conozca. De esto dijeron nuestros Sabios: "Quienquiera estudia halajot (leyes de la Torá) cada día [tiene garantizada la vida en el Mundo por Venir]". Esto se refiere a dictámenes claros y concluyentes de relevancia práctica, como se explica en el comentario de Rashi, ibíd.

En el santo Shabat, además, hacia el horario de Minjá, [la gente] debería ocuparse de las leyes de Shabat. Pues "la ley del Shabat es una ley de peso". Con suma facilidad la persona puede tropezar en ella —el Cielo no lo permita—, incluso en una prohibición cuya pena es la extirpación o lapidación, debido a la ignorancia [de estas leyes], y "Un error inconsciente en [la observancia debido a insuficiencia en] el estudio es considerado una transgresión intencional" —Di-s libre—. Ni falta hace decir [que lo mismo se aplica a] las ordenanzas rabínicas que son tan cuantiosamente numerosas, especialmente respecto de las prohibiciones de mukzé (aquello que está prohibido mover en Shabat), harto frecuentes, y "[la infracción a] las palabras de los sofrím son más severas que las [infracciones a las] palabras de la Torá", como dijeran nuestros Sabios: "Quienquiera transgrede las palabras de los Sabios" —siquiera una prohibición menor suya, como, por ejemplo, quien come antes de la Plegaria de la Noche, y cosas similares— "es pasible de la pena de muerte", tal como quien transgrede las prohibiciones graves [explícitas] en la Torá. Que ningún individuo se separe de la congregación [cuando estudia Ein Iaacov, Shulján Arúj y similares,] incluso a fin de estudiar otra cosa; más bien, [que todos participen solamente] en aquello con que se ocupa la congregación. Y ni falta hace decir que no se debe salir si no quedan 10 personas sin él; sobre él [el que se va] aplico el versículo: "Y aquellos que abandonan a Di-s serán consumidos...", como dijeron nuestros Sabios respecto de toda materia sacra. Pues no hay santidad como la santidad de la Torá, dado que "la Torá y el Santo —bendito sea—, son todos uno". Además, "Quienquiera se separa de la comunidad [no merecerá ser testigo del consuelo de la comunidad]". "Mas quien me escuche morará en seguridad", y en sus días y en los nuestros Iehudá será salvada y Jerusalén morará en seguridad.

Amén, así sea Su voluntad.