Pero en cuanto a la ejecución de mitzvot, éstas [conectan al judío con la esencia porque] son la obra de Di-s. [Porque] en el proceso de la cadena de descenso (hishtalshelut) desde los recipientes de Atzilut a Beriá, Ietzirá y Asiá, de la mismísima naturaleza y esencia de su externalidad —como, por ejemplo, [dentro de] el etrog y sus [otras tres] "especies" [acompañantes]— el Santo, bendito sea, invistió algo de la naturaleza y esencia misma de los atributos [interiores] de Bondad de Zá, es decir, de su nivel exterior, como, se sabe, [sucede] en todas las mitzvot que requieren acción.

El hombre, en cambio, aun si posee un alma de Atzilut, no obstante, dado que ésta está investida en un cuerpo, no puede detectar mediante su alma, y aprehender [con su intelecto], la naturaleza y esencia de los atributos interiores de Bondad de de Atzilut (pues, en términos generales, Atzilut representa en los Cuatro Mundos Atzilut, Beriá, Ietzirá y Asiá el estado de Jaiá, y [Jaiá] denota la trascendencia abarcadora y no se inviste dentro de recipiente alguno) sino sólo su existencia, por medio del temor y amor generados intelectualmente. Y lo que está escrito "Verás Mi parte posterior" [—y la mirada penetra hasta la esencia de una cuestión—], es sólo a modo de profecía (que implica despojarse de la fisicalidad, como se explica en Raaiá Mehemná, Parshat Mishpatím). La razón de ello: Ningún ser creado es capaz de captar lo que fuere de la esencia de la Divinidad, que es el Creador. Y sin captación, no hay genuina investidura, percepción o unión.

Sin embargo, el etrog —a modo de ejemplo—, su vitalidad es atraída y desciende de la esencia misma de la externalidad de los recipientes de nukvá de de Atzilut, que es verdaderamente un estado de Divinidad —como se declara en Etz Jaím, que todos los frutos están [arraigados] en Atzilut—. Pues los treinta recipientes de Atzilut descendieron a Beriá, Ietzirá y Asiá [para volverse la Divinidad de aquellos Mundos] (y son las Diez Aserciones con las cuales se creó el mundo mediante la investidura en nukvá de Asiá, esencia en esencia). Pues los recipientes de Atzilut se volvieron el alma de Asiá, la que es realmente Divinidad pues en Atzilut "El y Sus recipientes son uno" — el Emanador [=la luz infinita] y la emanación [=los recipientes de Atzilut]. Y por medio de la investidura de la esencia del alma [de los recipientes de Atzilut] en la esencia de los recipientes de nukvá [o sea, maljut] de Asiá, cobró existencia el etrog. Resulta, entonces, que al sostener el etrog y menearlo como lo requiere la ley, realmente está sosteniendo la fuerza vital investida en él de nukvá de Atzilut, y [maljut] está unida [a su vez] con la [infinita] luz Ein Sof, el Emanador de Atzilut, bendito sea.

No es así en el caso de la intención de la persona [al cumplir la mitzvá de etrog]. Incluso quien está familiarizado con los significados místicos involucrados, no capta ni sostiene la esencia [de maljut de Atzilut, la fuente del etrog], sino sólo su mera existencia.

Sin embargo, al estudiar las leyes del etrog [a diferencia de cuando se tienen las intenciones espirituales de esta mitzvá,] capta y sostiene realmente el etrog y su mitzvá apropiadamente, con el habla y el pensamiento. Con más razón es así con quien estudia la dimensión esotérica [de la mitzvá de etrog conforme las enseñanzas de la Cabalá y el jasidismo].

[Esto,] sin embargo, sólo [se refiere] a [quien estudia] los misterios [cabalísticos] de la mitzvá [misma, y no a los de los niveles espirituales del Orden de Hishtalshelut], pues eso no es inferior al estudio de sus leyes —de hecho, todo lo contrario...—, pese a que no capta la esencia [de la intención espiritual de la mitzvá según se aplica a los semblantes de Atzilut].