Sin embargo, por ensalzar la Torá con esta cualidad —diciendo: "[Tus estatutos] fueron para mí cantos"—, fue castigado. Di-s lo censuró —diciéndole: "¿Los llamas cantos?"— pues, en verdad, esta cualidad suya —que todos los mundos son nulos frente a un detalle de ella— es [apenas] de la parte posterior, [la externalidad] del profundo Pensamiento Supremo. Esto se explica en otra parte en nombre del AríZal, sobre la enseñanza de nuestros Sabios: "La Torá es [apenas] el vestigio atenuado de la Sabiduría Suprema". Pero el núcleo más interior de la profundidad [del Pensamiento Supremo], que es el núcleo más interior de la Torá, está totalmente fusionado con la [infinita] luz Ein Sof que está investida dentro de la Torá en una unión perfecta. Frente al Ein Sof, todos los mundos son absoluta nada, realmente pura insignificancia y noexistentes, pues "Tú fuiste [el mismo] antes de que el mundo fuera creado, [Tú eres el mismo desde que el mundo fue creado]".

Por lo tanto, tampoco el aspecto interior de la Torá [que está totalmente unido a Di-s] debe ser loado en absoluto con la alabanza de [ser] la vitalidad de todos los mundos, pues [frente a este aspecto de la Torá, los mundos] son considerados realmente como la nada. En este aspecto interior de la Torá no puede haber alegría de corazón y deleite humanos, sino, más bien, para decirlo de alguna manera, la alegría de corazón y el deleite del Rey, el Santo, bendito sea, Quien se deleita en ella. Pues [solamente] "Di-s comprendió su camino, y conoció su posición" y virtud por medio de Su conocimiento de Sí Mismo, como si fuera.

Esto, sin embargo, está "oculto a todos los ojos mortales", como está escrito: "Mi Rostro (panái/פני) no será visto", es decir, la dimensión más interior (pnimiut/פנימיות) de la Torá, como se explica allí en nombre del AríZal.

De ahí que el versículo dijera: "Fui para El... un deleite" — específicamente "para El", [y lo mismo, en la frase] "jugando ante El" — específicamente "ante El" (lefanáv/לפניו), es decir, su nivel interior (pnimiut/פנימיות).

Respecto de éste [nivel más interior de la Torá] está escrito: "Yo fui para El amón ('quien es nutrido')", [y el Midrash comenta:] "No leas amón, sino umán ('quien nutre')". Y respecto de la parte [externa y] posterior [de la Torá] dijo [describiéndose a sí misma]: "Jugando en el mundo, Su tierra; y mis deleites están con los hombres mortales". Pues la Torá fue entregada en los niveles de interioridad y externalidad, como está escrito respecto del "pergamino volador" de Zejaria, "y éste estaba escrito frente (paním) y dorso (ajor)".

Dado que David asió [y alabó] la parte posterior [de la Torá], fue castigado con olvido, el que resulta de una actitud de externalidad. Así, momentáneamente quedó oculto a él el versículo [acerca del Arca:] "La tarea sacra es su deber; sobre el hombro la portarán" — para juntar y unificar los "hombros" —que son afines a la parte posterior— con el servicio sacro —a saber, la Sabiduría Suprema [jojmá, también llamada kodesh, "sacro"]— de una manera que refleje interioridad. Pues este estado [de interioridad] es la fuente de las Tablas en el Arca, de las que el versículo declara: "Escritas de ambos lados..." y que, como explica el Talmud Ierushalmí, Tratado Shekalím, no tenían frente (paním) ni dorso (ajor). Véase allí [en el Ierushalmí].