No es bueno lo que he escuchado, y me apena profundamente, que el pueblo de Di-s impide al hombre que anhela la vida y la longevidad de todos nuestros hermanos liderar los servicios en este pequeño santuario de nuestra fraternidad [jasídica]. [La plegaria lenta y meditada tiene este efecto, pues,] como enseñan nuestros Sabios: "Tres cosas prolongan los días del hombre", y una de ellas es extenderse en la plegaria.
Incluso aquel individuo al que la hora apremia y le es totalmente imposible aguardar [en la sinagoga] hasta [el momento de] la respuesta congregacional de la Kedushá en la repetición [de la Shemoné Esré] por parte de este Oficiante [que conduce las plegarias lentamente] — es mucho mejor para él que no escuche [del todo] la Kedushá y Barjú, a manipular corruptamente las vidas de aquellos que desean vida [y por lo tanto quieren orar extensamente]. La Torá exonera, [después de todo,] al compelido por fuerza mayor. [Además:] El Oficiante lo exime de su obligación [de escuchar Kedushá y Barjú] incluso si no escuchó [su recitación], como si hubiera escuchado, lo que es [—escuchar del Oficiante, aun sin recitar—] tal como responder. Así figura en la Guemará respecto de "el pueblo en los campos" que, considerados como estando bajo compulsión, cumplen su obligación de recitar la plegaria Shemoné Esré misma [y no sólo las respuestas de Barjú y Kedushá,] con la repetición del Oficiante como si realmente la hubieran escuchado de él. Kedushá y Barjú también están incluidas [en las obligaciones que se cumplen con la plegaria del Oficiante].
Esto lo hemos indagado y verificado, incluso respecto de las generaciones tempranas de los Sabios de la Mishná y Guemará, cuyo estudio de la Torá, no su plegaria, era su servicio constante y primario. Es todavía más [enfáticamente cierto] ahora, en la época de los Talones Mesiánicos [que precede a la venida del Mashíaj], cuando nuestro estudio de la Torá no es constante debido a las dificultades de los tiempos. El servicio primario en la época de los Talones Mesiánicos es el de la plegaria, como escribe Rabí Jaím Vital —sea su memoria bendición— en Etz Jaím y Prí Etz Jaím.
Con más razón y lógicamente, corresponde y es adecuado dedicarnos totalmente a ella. Esta es concretamente un imperativo ordenado por la Torá para quienes comprenden el beneficio de [al menos] una pequeña meditación profundamente concienzuda —cada cual conforme su medida— en la ordenada enumeración de las alabanzas de Di-s, bendito sea, en Psukéi DeZimrá y en las dos bendiciones que preceden al Shemá —Iotzer (Iotzer Or) y Ahavá (Ahavat Olam)— a fin de despertar por intermedio de ellas el amor latente en el corazón de cada judío, de modo que éste logre un estado de revelación durante la apertura del corazón en la Lectura del Shemá mismo [que sigue a estas dos bendiciones].
Este es el [significado del] precepto de amor que aparece en el versículo "Y amarás [a Di-s, tu Señor,] con todo tu corazón...", listado primero entre las 613 mitzvot, como escribió el Rambam, que éste es el fundamento de la Torá y su raíz, y la fuente de todos los 248 preceptos positivos. Pues [respecto de] el amor latente innato y natural en el corazón de todo Israel es absolutamente imposible la ordenanza [ya que éste existe de todos modos]. Para el que discierne, esto es [fácilmente] aparente: que mientras el amor está oculto, todavía se aloja dentro del Alma Divina exclusivamente. Sólo cuando alcanza un estado de revelación en el alma vitalizadora, se encuentra revelada en el corazón, en la cámara izquierda, el lugar de residencia del alma vitalizadora.
Este es el significado de la "elevación de las chispas" mencionada allí en Etz Jaím y Prí Etz Jaím en referencia a la plegaria. Y por esta razón la plegaria es el servicio primario en la época de los Talones Mesiánicos: a fin de buscar y elevar las chispas, etc. Esto puede tener lugar ya sea por medio de la transformación (ithafjá), o el sometimiento (itkafiá), del Alma [Animal] vitalizadora al Alma Divina, como es sabido. "Pues la sangre es el alma..." [y por lo tanto la fuerza vital del hombre], y la sangre se renueva diariamente por medio del alimento y la bebida, y [el hombre] es afectado y mejorado por sus vestimentas y su vivienda, etc.
Fue diferente, sin embargo, en generaciones más tempranas, cuando las Almas Divinas eran de una calidad superior, y el refinamiento y elevación de las chispas resultaba de manera instantánea por medio de la Lectura del Shemá solamente y las bendiciones que le preceden, y el abreviado Psukéi DeZimrá, etc.
Esto será suficiente para quien discierne.