Pero no sucede así con las leyes, en las cuales brilla manifiestamente un resplandor de Sabiduría. La vestimenta de Asiá es apenas de paso, al igual que en las Festividades, cuando jésed de Atzilut —totalmente investido en jésed de Beriá— vitaliza este mundo físico pasando a través de jésed de Ietzirá y de Asiá; también [este paso es] llamado "investidura", pues de otro modo no afectaría la fisicalidad de Este Mundo.
Ahora bien, aunque la fisicalidad de Este Mundo [analizada en la ley] sin duda oculta por completo incluso el jésed de Asiá, la ley misma, no obstante, no es concretamente física; es la Voluntad Divina, que fluye de la Sabiduría Suprema, para indulgencia o severidad. Sólo que ésta [Voluntad] desciende y brilla de forma manifiesta en el plano de lo físico, tal como agua que desciende de un lugar alto...* El objeto físico mismo del que habla la ley, en verdad sí oscurece totalmente, como por ejemplo la ley de "quien intercambia una vaca por un asno" o aquellas respecto de carne que es pigul, o no lo es y es kasher. Sólo la decisión legal misma, con su racionalidad manifiesta, es de maljut de Beriá y Ietzirá* del estado de Neshamá, que es la Divinidad que vitaliza y trae a la existencia al NéfeshRúaj de Beriá, Ietzirá y Asiá [que están en la categoría de seres creados], y que son el temor y amor de los ángeles y las almas y su JaBaD [o sea, la meditación en la grandeza de Di-s que lleva al amor y al temor — todo esto es creado y vitalizado en la forma de] algo a partir de la nada [como lo son todos los seres creados]. Por consiguiente, ésta extingue su sed* antes de descender a Este Mundo como aguas que bajan... Incluso luego de descender a Asiá, trasciende por mucho al JaBaD de Asiá, aun del estado de Neshamá, que es Divinidad.